Educación

Es nuestra responsabilidad garantizar que todos los niños de Estados Unidos tengan acceso a una educación de primera clase, sin importar dónde vivan o cuánto dinero tenga su familia. En las aulas de nuestras comunidades, los maestros y administradores están haciendo un trabajo increíble para educar a nuestros hijos y prepararlos para que tengan éxito, especialmente en el entorno de enseñanza desafiante creado por la COVID-19. Sin embargo, el Congreso debe hacer más para apoyar su trabajo. Para garantizar que todos los estudiantes puedan tener éxito, debemos invertir en ayudar a nuestros estudiantes más vulnerables, a los hogares con acceso limitado a Internet y a nuestros educadores que se esfuerzan.

Debemos ser previsores a medida que los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial y la automatización, cambian drásticamente el funcionamiento de nuestra economía. Para preparar a nuestros hijos para los trabajos del mañana, debemos ampliar la enseñanza de la informática, fomentar el aprendizaje innovador y creativo, desarrollar las habilidades de pensamiento crítico y apoyar la educación en Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas (Science, Technology, Engineering, Arts and Math, STEAM). También tenemos que llevar nuestras aulas al siglo XXI desplegando banda ancha de alta velocidad y Wi-Fi en todas las escuelas, especialmente en las comunidades rurales y tribales.

Por último, sigo comprometida con la reducción del costo de la educación superior, para que todo el mundo tenga acceso a una educación universitaria de calidad. El aumento del costo de la educación superior en Estados Unidos plantea serios problemas a millones de familias de clase media que se ven obligadas a pedir préstamos extremadamente engorrosos para pagar la matrícula, las tarifas, los libros de texto y la vivienda.

Por eso presenté y luché para que se aprobara la Ley de Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes (Faster Access for Federal Student Aid, FAFSA), que facilita la solicitud de ayuda financiera federal. Esta ley también proporciona 250 millones de dólares anuales para los institutos superiores y universidades históricamente negros, así como para las instituciones que prestan servicio a las minorías en todo el país. También soy la defensora de la Ley de Libros Electrónicos que Abren Oportunidades para el Conocimiento, que aumentaría el acceso a materiales de curso digitales de bajo costo o gratuitos y ayudaría a los estudiantes universitarios a ahorrar dinero en libros de texto.

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